sábado, 8 de marzo de 2014

"Odio que estudies Medicina..."

Recuerdo el año en el que decidí que quería estudiar Medicina. Lo mío con esta carrera nunca había sido vocacional, de hecho, cuando jugaba a los médicos de pequeña siempre interpretaba yo el papel de paciente. Así que hoy, miro hacia atrás y me planteo cuál fue el punto de "infección" y creo que, de un modo u otro, lo sé...

Una vez, siendo yo la paciente, una doctora me dijo que si mil veces volviera a nacer, mil veces volvería a estudiar Medicina, por muy duro que le hubiese resultado y a pesar de todo el estrés y de las muchas horas de sueño perdidas. Yo, por aquel entonces, sólo podía imaginarlo, pero no la entendía.

Hoy, un ser querido ha dicho una frase que ha resultado ser reveladora para mí: "A veces odio que estudies Medicina". Y, aunque comprendo ese sentimiento, no puedo evitar pensar que esto no es a lo que "me dedico", esto es lo que soy.

Hace años no lo entendía, pero ahora sí: esto de ser médico no es algo que hagas a tiempo parcial, es un modo de vivir. Es dedicar más hora a ser médico que a ser hijo, hermano, sobrino o nieto. E incluso cuando eres todas esas cosas, no dejas de ser médico. Es un bagaje que viaja contigo, que no viene con interruptor de encendido o apagado.

Esta es una profesión que da muchas frustraciones, incluso decepciones, pero también llena y da sentido a tus días.

Yo aún no soy médico, pero no dejaré de luchar para llegar a serlo, a pesar de las quejas, el sacrificio y las injusticias del camino.