Aquí les dejo un pequeño texto que escribí a finales del curso pasado, curso que marcó un antes y un después en mi forma de ver la Medicina. Cada vez que lo leo, me hace recordar las ganas de superación y de aprendizaje de alguien que coge por primera vez un kit de suturas en sus manos. Espero que lo disfruten.
Ha llegado el final de
este curso, Tercero de Medicina.
Este año la mayoría de
mis antiguos compañeros y amigos han terminado sus respectivas carreras. Yo,
sin embargo, siento que a pesar de los muchos años que aún me quedan por
delante, este ha sido uno de los años más
importantes de mi vida.
Este ha sido el año en
el que han cobrado sentido muchos misterios insignificantes y mágicos que, a
pesar de que siempre han estado ahí, quizás no le habíamos prestado la atención
que merecían: el color de los “moretones”, el que te salgan las lágrimas por la nariz
cuando lloras… Pequeñas dudas existenciales que por fin tienen respuesta para
mí.
Este ha sido el año de
dar el callo como nunca antes, el año de las peleas pero también de las grandes
reconciliaciones, el año de las derrotas y el año de los grandes logros. El año
en el que por primera vez nos hemos vestido de blanco para enfrentarnos a la
enfermedad, el año en que nuestras manos han cogido agujas, tijeras, hilo de
sutura, incluso bisturíes… El año en que nuestros ojos han mirado por primera
vez por un otoscopio, analizado ecografías, visto sangrar y detener hemorragias
y nuestros oídos han escuchado el acompasado latir del corazón. El año en que hemos
sentido ese cosquilleo en la nuca cuando un paciente te coge de la mano y te da
las gracias por estar con él, haciendo un poco más llevadera su mañana.
No hay que subestimar
nunca el poder de las primeras veces, ya que son éstas las que condicionan las
siguientes. Es por ello que espero que, en el futuro que me aguarda, nunca
pierda esta ilusión y la pasión que ha despertado este gran año en mí y que
recorre mis venas cada vez que veo, escucho, toco y siento cada una de estas
situaciones. Pequeñas cosas que han hecho de éste el año en el que ha comenzado
todo y el que ha llenado de sentido mi esfuerzo y cada una de las lágrimas que
he derramado por el camino.
Esto, por mucho que
cueste, MERECE LA PENA, en todos y CON todos los sentidos.